Comprender la salud mental implica aclarar el concepto de salud. Al fin y al cabo, la salud se considera un estado de completo bienestar físico, mental y social, no sólo la ausencia de problemas o enfermedades.

La salud física y mental están estrechamente vinculadas al desarrollo humano y a la productividad a nivel individual y colectivo. A través de la salud mental, el individuo genera su propia madurez, así como la de su familia, lo que contribuye al progreso de su comunidad.

¿Qué puedes hacer para cuidar tu salud mental?

A lo largo de nuestra vida, múltiples determinantes individuales, sociales y estructurales pueden combinarse para proteger o socavar la continuidad de nuestra salud mental.

En cualquiera de estas situaciones, el autocuidado es fundamental.

El autocuidado significa dedicar tiempo a hacer cosas que nos ayuden a vivir bien y a mejorar nuestra salud física y mental. Esto puede ayudarnos a controlar el estrés, reducir el riesgo de enfermedad y aumentar nuestra energía.

Los pequeños actos de autocuidado en nuestra vida diaria pueden tener un gran impacto. He aquí algunos ejemplos:

Haz ejercicio regularmente. Sólo 30 minutos de paseo al día pueden mejorar tu estado de ánimo y tu salud. Si al principio no puedes andar tanto tiempo, no te desanimes, adáptate a tus posibilidades.

Mantente hidratado y come comidas sanas, pequeñas y frecuentes. Sé consciente de tu consumo de cafeína y alcohol y de cómo afectan a tu estado de ánimo y bienestar: para algunos, reducir la cafeína y el alcohol puede ser útil.

Haz del sueño una prioridad. Sigue un horario y asegúrate de dormir lo suficiente. La luz azul de los dispositivos y pantallas puede dificultar el sueño. Reduce la exposición a la luz azul del móvil o del ordenador antes de acostarte.

Prueba una actividad relajante. La meditación, los estiramientos o los ejercicios de respiración son algunas opciones. Programa momentos regulares para realizar éstas y otras actividades saludables que te gusten, como escuchar música, leer, pasar tiempo en la naturaleza o participar en actividades poco estresantes.

Define objetivos y prioridades. Decide qué hay que hacer ahora y qué puede esperar. Aprende a decir “no” a nuevas tareas si empiezas a sentirte abrumado e intenta apreciar lo que has conseguido al final del día.

Practica la gratitud. Recuérdate a diario las cosas por las que estás agradecido. Sé concreto. Escríbelas o repítelas en tu mente.

Céntrate en la positividad. Identifica y desafía tus pensamientos negativos e inútiles.

✔ Mantener las conexiones socialesPasar tiempo con amigos, familiares o personas cercanas refuerza los vínculos y ayuda a reducir el estrés. Hablar, compartir preocupaciones y desahogarse puede ser un gran apoyo.

✔ Buscar apoyo profesionalLa terapia no sirve sólo para afrontar las crisis: es una forma eficaz de autoconocimiento y prevención, que ayuda a desarrollar la resiliencia y una mente más equilibrada para afrontar los retos de la vida cotidiana. Es muy útil para tratar problemas concretos y desarrollar herramientas de afrontamiento.

Suplementos naturales

La ansiedad y los trastornos del estado de ánimo son las principales afecciones mentales asociadas a otros trastornos de salud mental que repercuten en la calidad de vida.

Con este fin, he aquí algunas plantas utilizadas para tratar problemas de salud mental como el sueño, el estrés, la ansiedad y la depresión:

Bacopa monnieri – Actúa como neuroprotector, mejorando la memoria y reduciendo el estrés.

Valeriana – Efecto sedante y ansiolítico.

Salvia – Mejora cognitiva, reducción de la ansiedad, potencial en la demencia y otros problemas neurológicos.

Ashwaganda – Efecto positivo en el control del estrés, la ansiedad y la mejora del sueño.

Griffonia Simplicifolia (5-HTP) – Puede ser eficaz en el tratamiento de la fibromialgia, los dolores de cabeza, el insomnio, el control de la ansiedad y, sobre todo, la depresión.